Segunda etapa: Edición de la Wiki
Lectura de los capítulos en comentarios y blogs de los compañeros.
Revisión de la ortografía, la puntuación y la redacción. Corrección.Selección de orden de capìtulos. Creación de narrador-presentador (ver punto de vista a elegir) que permita coordinar capítulos. Recordar que la idea era crear un contexto común para los personajes.
Importante:
Rever la metodología de la edición de la wikinovela. Registrarse como miembro. Dar el perfir-caracterización del personaje creado. Seguir con la escritura de la novela a partir de la wiki. Utilizar los blogs personales para borrador y comentarios. Buscá en vínculo a la WIKI en la columna derecha (Gente trabajando) o en el título de esta entrada.
1 comentario:
Historia con Amigas (el capìtulo de Paula M.)
Eran cuatro amigas inseparables. Hoy llovía y estaban como cada sábado, tomando unos mates, hablando de todo. Buscándole soluciones a problemas imposibles de solucionar. Cada una tenía su lugar, iban llegando de a una todas con su mundo sobre las espaldas, pero en ese momento los mundos de cada una se juntaban en uno solo. La galería en la que estaban sentadas era un mar de palabras mezcladas y cruzadas, se escuchaban algunas frases como “hermanita de Soledad sábado me re divertí era re lindo tenía tos caminé toda la tarde compre lo que te dije que no le hicieras se fue de la abuela estaba mejor yo te dije estábamos trabajando en eso comimos con mamá lo estoy extrañando espero que se la pase quiero que vuelva ya que no se vaya nunca más”. Cualquier persona ajena hubiera salido corriendo de esa habitación, pero ellas se entendían, todas escuchaban a la otra y lo que era más difícil, la entendían.
Hacía muchos años que se conocían, la ciudad no era como ahora, ellas habían jugado en algunas calles de tierra cuando llovía, dejaban las puertas abiertas de las casas cuando ellas eran chiquitas, los abuelos contaban cuentos y les daban una moneda para el alfajor a la hora de la merienda. Ahora la ciudad había cambiado mucho, ellas también pero seguían estando juntas, habían reído y llorado juntas y todos esos años, hoy las mantenía más unidas que nunca.
Vanesa llegaba como siempre de la mano de la Sole, su vida era difícil, trabajaba muchas horas y tenía esta hijita chiquita que no tenía padre. “un error… el error más lindo que cometí en mi vida” decía. Era difícil entender como podía, de donde sacaba ganas siempre para seguir adelante, olvidando todo, cambiando todos los finales tristes por hermosas historias color de rosa. Todas amaban a Soledad, la cuidaban y mimaban, esta chica está llena de tías, decían siempre.
Después llegaba Mariela, parecía más joven que todas, ella se dedicaba a su carrera, estaba rindiendo las últimas materias de su carrera, el último año de arquitectura y su vida era su carrera y viceversa. Como siempre, llegaba y contaba de Rosario y de su vida en la ciudad, de las salidas los jueves, de lo divertido que era. Parecía que nunca iba a casarse, era muy independiente, solitaria, acostumbrada a depender solamente de ella, una personalidad muy fuerte. Enamorada de los museos, las obras de arte y las amistades de la ciudad. Encontrarse con un compañero de la “facu”, tomar un café y seguir viaje al centro a comprar ropa, pasear por la peatonal y encontrar a otras personas y todo el día así.
Aunque Marcela también estudiaba en Rosario, odiaba eso, odiaba esa vida vacía donde nada era verdad, a diferencia de Mariela, Marcela, que ahora cruzaba la puerta, prefería volverse y sentarse con sus amigas, las que la conocían y entendían más que nadie en el mundo. Hacía dos años que había perdido a su mamá y sinceramente sentía que sus amigas de toda la vida eran el único pilar, eran las personas que más la querían, la habían acompañado siempre y en este momento no era de poca importancia que estén sentados como siempre, en le mismo lugar esperándola, había alguien que la esperaba siempre. Esta sensación de seguridad era difícil de entender para Marcela porque siempre había perdido y con ellas al lado sentía en cada momento que seguía ganando.
Entonces Vanesa pedía el mate y empezaba todo otra vez… Verónica iba a la cocina y preparaba el mate, ella trabajaba, estudiaba y era la única que vivía con sus padres todavía. María, su mamá, preparaba unas tortas riquísimas y era casi un clásico los sábados con las tortas de María, el mate y las historias. Ella tenía novio pero las chicas no confiaban mucho en el, ya habían hecho lo imposible porque ella se diera cuenta de que le mentía pero habían tenido muchas peleas por eso y habían optado por dejarla que hiciera lo que quisiera, era muy cabeza dura, y lo que era peor todavía, lo quería mucho y eso le impedía ver como eran las cosas en realidad…
Y así estaba todo, siempre ellas siendo la mejor compañía, la oportunidad para poder volver a la casa de la infancia, para volver a revolcarse en los charcos de barro, todas juntas cada sábado a la tarde volvían a los cuentos y a la chocolatada, volvían al primer beso, al primer chico, a ese amor imposible que las había hecho llorar tantas noches. Siempre había un momento para dejar entrar en sus vidas al pasado con flores y mariposas que habían vivido juntas.
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